Abuela querida,
abriste tus alas
para volar muy alto,
dejaste en mis brazos
el vacío húmedo del llanto,
lágrimas que no son tristeza,
sino un río de alegría
que desborda mi alma.
Vuela,
extiende tus alas de ángel,
mientras yo me quedo
con la música de los recuerdos,
esas memorias que arden en mi mente
como brasas encendidas.
Recuerdo tu voz,
cuando era niña
y tu abrazo era un refugio
contra la tormenta del mundo.
Vuela muy alto,
un día seguiré tus pasos,
porque la eternidad
es apenas un suspiro
cuando el amor nos llama.
Paulina es tu nombre,
pero en tus labios fui Yoli,
tu pequeño ángel,
tu risa en la tarde,
tu semilla en la tierra.
Qué maravilla fue tenerte,
y aún más,
dar gracias a Dios
por recibirte.
Descansa de tu trabajo,
bien, sierva fiel;
entra en el gozo de tu Señor,
como quien entra en un jardín eterno,
donde las flores no se marchitan
y el cielo es un regazo sin fin.
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Autor:
Wuiliam (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 4 de septiembre de 2025 a las 12:23
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: jesus alberto porras, Mauro Enrique Lopez Z., Carlos Baldelomar
Comentarios3
Jesús hay amores que son eternos, los abuelos deberían vivir para siempre, que bonito hacer del recuerdo de tu abuela un homenaje, que siga viviendo en tu memoria como un legado eterno.
Vuela,
extiende tus alas de ángel,
mientras yo me quedo
con la música de los recuerdos,
esas memorias que arden en mi mente
como brasas encendidas.
Saludos cordiales!!
Gracias y saludos
Qué maravilla fue tenerte,
y aún más,
dar gracias a Dios
por recibirte.
Gracias poeta Porras.
Saludos 👋
Gracias a ti y saludos bendiciones
Con todo el sentimiento estimado. Gracias por compartir!
De nada y bendiciones
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