Y podrá la enredadera más honda
y el cristal de luna más brillante,
entretener mi albor caminante
sobre la piel que me ronda.
Y a tí despierto, callado y ruidoso
me nace este poema de amor...
de mis ansias es el temblor
que llevo casto y pudoroso.
Pero... ¡Ay! Ventana de luz,
serpentina de amor bravío,
sin tí surge el más cruel hastío
y vuelvo al fuste de mi cruz.
Que no es amor la ciega que muere;
el arado que muele y trilla;
es poner de costal la mejilla
y apostar lo que prefieres.
Muda, mi mano invade luego,
el mural blanco de caricias
donde trotante por las albricias
nace de nuevo nuestro fuego...
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Autor:
poetalibre (
Online)
- Publicado: 3 de septiembre de 2025 a las 19:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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