(A mis cuatro hermanos)
La tarde extiende su temible manto
otro alevoso día de septiembre.
Me despido del último adalid
junto al mármol glacial y despiadado
ebria de pesadumbre y de partidas
y párpados mojados de aflicción.
Peregrino, liviano de equipaje
vuela en potro de viento y suave lluvia
busca la plenitud de tu existencia
y despeja la puerta redentora.
Cuatro jinetes ya cabalgan juntos
entre algodones níveos y quietudes.
Se estremece la tierra dolorida
y silenciosas gimen las gargantas.
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Autor:
Rosario Bersabé (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 1 de septiembre de 2025 a las 14:48
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: Scarlett-Oru
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