Las miro… ¿qué pensarán cuando me miran de frente?
Las veo tan felices y yo tan aburrida,
¿acaso alguien les habló de los trastornos de la vida?
¿O acaso saben qué es ansiedad?
No, la apatía en mí se volvió realidad.
Y me mostraron una cara inmunda,
llena de rabia, tristeza e incertidumbre profunda.
Ahora hago poemas de mi personalidad limitada,
de mis trastornos y la tristeza marcada en mi cara.
Me siento tan sola, tan abandonada,
que ni ellas me darían esa calma esperada.
Y no hablo de víboras, hablo de mis amigas,
o bueno… las que suelo llamar mis amigas.
Si ellas me traicionan yo me moriría,
cavaría mi propia tumba en la bella Uganda,
llena de poemas y de pura guerra santa.
Nunca me alegré tanto de ir a un lugar
como a ese salón un poco revolucionado;
ahí no me siento sola, me siento alegre,
como si mis entrañas se desnudaran ante la gente.
Ahora estoy enamorada de dulces y cerezas,
le hago poemas, me pierdo en su belleza.
Estoy loca de cabeza, Dios bendiga a las víboras,
pero a mis amigas, guárdales un puesto en las auroras.
Nunca me traicionaron ni me dieron celos,
me hicieron alegre, un excelente premio.
Dios oye mis plegarias: mis amigas son dulces,
yo no valgo nada, pero ellas son luces.
Estoy enferma mental y físicamente,
¿para qué Dios querría una loca en su frente?
Mejor que cuide a mis amigas, mis ángeles guardianes,
y si Él lo permite, lléveme con ellas,
porque sola estaría… y sin ellas me perdería.
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Autor:
Aysel Teheran (
Offline)
- Publicado: 29 de agosto de 2025 a las 19:14
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema es un reflejo de mis heridas más profundas, de lo que duele sentir que algunas personas a quienes quise me dejaron una marca amarga. Habla de la soledad que me acompaña y de la lucha con mis propios pensamientos, de esa ansiedad que parece no terminar. Pero también muestra mi parte más fuerte: la que, aun en medio del dolor, encuentra nuevas razones para reír y nuevas manos que me dan apoyo. Es un recordatorio de que no todo está perdido. Aunque hubo personas que me hicieron sentir traicionada, también existen otras que me devuelven la calma y me hacen creer de nuevo en la amistad. Y aunque a veces yo misma me vea como alguien que no vale nada, este poema grita en silencio que sí tengo un valor: el de sentir con intensidad, el de agradecer lo bueno, y el de seguir adelante pese a las sombras.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
- Usuarios favoritos de este poema: Annabeth de León
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