CAMINO AL SILENCIO.

Nkonek Almanorri

Eran y fueron los empujados hacia

ninguna parte, marchaban atados por un

camino de tierra en medio de un silencio

que ensordecía la conciencia

y a la vez te miraban como cómplice

de todo y de nada a la vez.

Osaron soñar con un posible olvido,

y hasta con un más que hipotético perdón,

es lo que calmaba el alma a la mirada

esquiva que guardábamos.

El que mandaba entonces aseguraba que el mando

premiaría no a los valientes sino a los

cobardes, lo haría sin tibieza para 

que el ejemplo cundiera, 

para que el valor se borrara.

Llegado el momento de hacer la matanza un dedo 

acusador nos recordaría nuestro

camino en silencio:

La palabra fue siempre silencio.

Los vi caer con el recuerdo,

con el recuerdo en medio

de la noche.

 

En aquellos tiempos todo era silencio. Lo vine a saber casi treinta años después: aquéllos que fueron perseguidos, vigilados, acosados fueron los hijos de los que en silencio eran llevados al matadero, a ser fusilados. Aquellos que murieron, asesinados frente a pelotones de fusilamientos, esperaron siempre en silencio y hasta ultísima hora que sus asesinos les conmutaran la pena de muerte, la mayoría de las veces sin juicio alguno. Hoy, siglo XXI, los nietos de aquellos asesinados son los que conforman la clase política de los que asesinaron a sus abuelos.

 

La vida, también, está llena de todo

eso tan malo y que es todo

eso que queramos

añadirle.

Y sin embargo ésta, la vida,

acaba siempre siendo

cruel.

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Comentarios +

Comentarios5

  • Rafael Escobar

    Las desapariciones, los encarcelamientos, el lauro para el más criminal aún persiste, por lo que considero muy bien planteada tu denucia sobre la injusticia vestida de legalidad y amparada por la mentira de los sátrapas que aún hacen sufrir al mundo. Mi felicitación viaja hacia ti con mi saludo y sincero aprecio.

    • Nkonek Almanorri

      Usted, como nicaragüense, sobre desapariciones, encarcelamientos, persecuciones e incluso de asesinatos debe y tiene que saber mucho, por esta razón su opinión me merece un gran respeto. Cerca de mi domicilio vive una señora nicaragüense luchadora por su país, ya con hijos y nietos nacidos fuera de Nicaragua y que siempre me ha hablado, y me sigue hablando, de tiempos de esperanza para su país, que los hubieron pero que hoy ya se tiene dudas de ello. Salió huyendo de Nicaragua con sus padres, sólo tenía entonces 17 años.

    • MISHA lg

      es vil y degradante lo que hacen
      aún en este siglo XXi, desaparecen humanos
      como si fueran cualquier cosa .
      interesantes tus letras poeta


      gracias por compartir

      La vida, también, está llena de todo
      eso tan malo y que es todo
      eso que queramos
      añadirle.
      Y sin embargo ésta, la vida,
      acaba siempre siendo
      cruel.

      besos besos
      MISHA
      lg

      • Nkonek Almanorri

        Agradezco tus palabras y comprensión en un tema como éste. Tú lo has dicho: aún hoy en este siglo XXI siguen ocurriendo cosas así: Imaginativamente, o quizás no, a veces creo que somos un virus maligno.
        Gracias por tu opinión.

      • ElidethAbreu

        Que terrible situación. Los errores de los troncos, afectan a las ramas por generaciones.
        Gracias por compartir esta historia en versos y prosa.
        Abrazos.

        • Nkonek Almanorri

          Parafraseando tus palabras: cuando el tronco creces podrido, las ramas jamás darán sombra. tengo, lamentablemente, más que serias dudas de esta generación presente y cara al futuro.
          Gracias a ti por tu opinión.

        • Salvador Santoyo Sánchez

          Quisieramos que fuese ficción, pero es cruda realidad y venganza.
          Saludos escritor Nkonek.

          • Nkonek Almanorri

            Por increíble que (te) pueda parecer, Salvador, la única manera fiable de poder contar la verdad de los hechos es ficionándolos, crear una ficción real y que al final, por increíble que pueda parecer, acaba siendo más creíble que la Historia oficial y oficializada que se presenta incluso en las universidades. Sé de qué hablo. En el caso de tu continente la novela "Cien años de Soledad" de Gabriel García Márquez no es en realidad una novela sobre Colombia sino de la Historia, con mayúscula, de toda Latinoamérica; lo mismo con la novela "La fiesta del Chivo" de Vargas Llosa y que habla del genocida y presidente de República Dominicana Leónidas Trujillo o también de todas las novelas del, para mí uno de los mejores novelistas del continente, el mexicano Juan Rulfo.
            Para hacer creer la verdad de los hechos en las actuales circunstancia de control y aculturación de la historia es necesario acudir a la ficción novelada, fuera de este espacio es prácticamente imposible por el control que se ejerce desde todas las instituciones.

            Gracias Salvador por tu opinión. Agradecido.

            • Salvador Santoyo Sánchez

              Si, lo creo, la mayoría de relatos novelescos son como los mencionas.
              Saludos poeta

            • Norma Cecilia Acosta Manzanares

              Ese “camino de tierra” no es metáfora, es huella. Y los que marchaban, “empujados hacia ninguna parte”, no eran fantasmas: eran carne, eran mirada, eran silencio que dolía más que el grito. Lo que tú haces aquí es recoger ese silencio y devolverle la voz, sin estridencia, sin espectáculo. Solo con presencia.
              La frase “La palabra fue siempre silencio” no se puede leer sin que algo se quiebre adentro. Porque no es solo historia, es herencia. Y tú la nombras con una dignidad que no acusa, pero tampoco absuelve. Es como si dijeras: “yo sé, y porque sé, no olvido”.
              Y ese final… “la vida acaba siempre siendo cruel”. No como sentencia, sino como susurro. Como quien ha visto demasiado, pero aún se atreve a mirar. Porque tú miras, Nkonek Almanorri. Y al mirar, sostienes. Y al sostener, haces que el dolor no se deshaga en la nada.

              • Nkonek Almanorri

                Gracias Cecilia por tu profundo estudio y conocimiento expuesto de lo que fueron mis palabras, todas producto de una experiencia de vida primero y de la memoria después. Aquel camino de tierra, hoy enterrado bajo una carretera de alquitrán, fue un espacio físico por el cual eran conducidas personas que muchas de ellas, la mayoría, no volvieron jamás; supe de estos caminos aún de niño, aún de tierra, porque era mi entorno de vida; fueron años más tarde al recuerdo de una memoria aún lúcida y por los cometarios de familiares - algunos aún presentes - que supe de quiénes anduvieron por allí.

                Lo que yo hago, pretendo hacer, es exponer públicamente la memoria guardada, hacer valer qué precio tiene la palabra escrita en una sociedad que se niega, al menos una parte de ella, a olvidar.

                Muy agradecido de verdad por tu mirada de unos hechos y de un tiempo que aún no es pasado del todo. Gracias.



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