Alzan su voz legiones sin memoria,
gente pomposa, hueca, sin destino,
pretenden coronarse en su camino
sin sangre, sin sudor ni vieja gloria.
No entienden del oficio ni la historia,
se inflan de ruido vano y repentino,
mas todo su fulgor será mezquino,
pues cae ligero aquello sin victoria.
Nadie los quiere aquí, son visitantes,
apenas sombra frágil, aire impuro,
palabras sin raíz, ecos errantes.
Nosotros, la escuela, en su muro duro,
les damos su lugar: pobres farsantes,
y al fin caerán, que el tiempo es juez seguro.
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Autor:
Loiiz. (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 25 de agosto de 2025 a las 16:46
- Comentario del autor sobre el poema: Este soneto o intento del mismo, es un recordatorio de que la fuerza verdadera no se proclama ni se simula: se construye con trabajo, sudor y respeto. Los que llegan ruidosos y vacíos solo dejan malos entendidos y ecos que el tiempo disipa. La vieja escuela no se deja engañar por apariencias: reconoce el valor y desenmascara la farsa. Loiiz.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 3
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