La tarde cayó sin nombre,
y yo seguí tu señal.
Te esperé junto a la ausencia,
sin saber si eras real.
Se borraron tus pisadas
en el polvo de la siesta,
dejaste olor a retama
y un temblor en la arboleda.
Giramos sin melodía,
sin luna que nos mirara,
solo el perfume del aire
y mi sombra en tu mirada.
Caminabas entre gente,
pero nadie te llamó;
yo seguía tu fragancia
como un río sin control.
En mi cuarto quedó el rastro,
flotando como oración;
se escondió dentro del aire
y aún me niega un adiós
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Autor:
Vasca (
Offline)
- Publicado: 25 de agosto de 2025 a las 14:32
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
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