Rosa, tú que despiertas la mañana,
con pétalos de fuego y de rocío,
te miro, tan galante y soberana,
mas vengo a decirte el amor mío...
Bella, pero más bello que tú, es Leonardo
que es más tibio que abril sobre la frente,
más dulce que tu aroma, más sagrado,
más hondo que tu rojo incandescente.
Tú, rosa, eres la reina del jardín,
pero él, con solo hablar, me desarma,
sus labios son un altar de jazmín
donde mi amor se postra y se derrama.
No hay espina en su beso, ni distancia,
ni sombra que se atreva a interponerse,
su labios son promesa, la constancia,
el fuego que me llama a envolverse...
Rosa, tú eres belleza que se admira,
pero él es la belleza que se habita,
su boca es la palabra que me inspira,
y la fruta que mi alma necesita.
Cuando lo beso, el mundo se detiene,
y tú, rosa, te inclinas en silencio,
sus labios son el sol que me sostiene,
y tú, apenas reflejo de su incendio.
Rosa, no llores por esta confesión,
tu hermosura es eterna, lo sé bien,
pero Leonardo es mi única canción,
mi rosa viva, mi sosiego, y mi edén.
Todos los derechos reservados©
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Autor:
Annabeth (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 24 de agosto de 2025 a las 02:20
- CategorÃa: Amor
- Lecturas: 6
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque, El Hombre de la Rosa, MISHA lg
Comentarios1
Precioso tu genial versar estimada poetisa y amiga Annabeth
Un abrazo desde Torrelavega
El Hombre de la Rosa
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