Otro desahogo

No hace falta que tus gritos
salgan para que resuenen,
porque ya se han vuelto mitos,
porque mi dolor sostienen.

Conozco cada mirada,
cada gesto, cada tono,
cada alerta de ti, cada.
Es lo único que razono.

Miro, suena la sirena
e imploro un poco de vida,
mientras tú acabas mi arena:
consecuencia de la herida.

Sangro en bordes de grafito
para limpiar tu ponzoña
de mi futuro marchito
convertido en tu carroña.

Del control de Minkowski harto,
me muevo en otro compás;
del tuyo, por fin, yo parto.
Suspiro: «no puedo más».

Tambaleo a tus espinas
porque sin ellas me rompo,
pero las siento asesinas
y mis ideas corrompo.

Escapar será mi sino,
mas veneno me retiene,
pero alguien muestra el camino
y creo que me conviene.

¿Escapar es mi destino?
Me pregunto si funciona
mi proyecto repentino,
me pregunto si ocasiona...

otra muerte, quizá varias;
me pregunto si de nuevo
buscaré tus tristes caras.
Me pregunto si de nuevo...

No hará falta que tus gritos
salgan para que resuenen,
porque se habrán vuelto mitos,
porque mi dolor sostienen.