Sosegué tanto el silencio
que no hay recuerdo del timbre de mi voz.
Ni el peso de tus dedos sobre mi espalda,
ni la forma en que renombrabas
la madrugada hecha piel.
No hay cuentos,
ni sábanas extendidas como mapas,
no hay promesas detenidas
en el umbral de tu boca.
Hay, mil y un silencios
con los que intento escribirte
sin papel ni tinta.
A veces,
el cuerpo se acomoda
en la misma postura en que solías mirarme.
Y me invento de nuevo,
para ti.
Para un tú que no retorna.
He bordado tu ausencia
como nombre secreto
en el reverso de mis costillas,
y cada noche que no vuelves
me petrifica en la espera.
Dicen que Sherezada calló
cuando ya no tuvo miedo de morir.
Yo callo ahora
porque ya no temo perderte.
Te he perdido tantas veces...
Y sin embargo,
sigo viva, en este conjuro de madrugadas,
susurrándote al oído
mil y un silencios
para que algún día,
sin saber por qué,
sientas
que aún cuento historias en tu piel.
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Autor:
Isel (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 19 de agosto de 2025 a las 19:16
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
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