Uno supone al principio
que el mundo es esa cuchara
que una madre sopla
con la dulce armonía de los ayeres,
para que la vida no alcance
a quemarnos los labios.
Y uno abre la boca
sin más protocolo que el hambre,
sin más filosofía que el llanto.
La vida es entonces
una sopa tibia,
un regazo que aguarda seguro,
una certeza casi redonda.
Pero el tiempo,
ese contratista de desengaños,
nos desliza el plato
con la delicadeza cruel,
de quien ha aprendido a fingir
cortesía.
Y uno ahí se queda,
con el frío en la boca,
con el eco de un sorbo
que ya no existe,
buscando a tientas
con la mirada
al extraño invisible,
al hijo de puta sin rostro
que se llevó la sopa,
la cuchara
y hasta la perra hambre
que ahora solo ladra,
pero ya no muerde.
-
Autor:
Carlos Baldelomar (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 18 de agosto de 2025 a las 19:47
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: Carlos Baldelomar
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.