Anhelo
Quisiera ser amada por un marinero fenicio,
de aquellos que bordaban rutas en la espuma,
que dejaban su rastro en caracolas dormidas
y escribían su deseo en papiros de fuego,
rojo como la llama que arde en mi corazón.
Anhelo un hombre del océano,
domador de vientos y mareas,
cuyo navío danza sobre las olas…
Que su barco me busque como los astros buscan su órbita:
con urgencia, destino y certeza.
Que cada remo golpee el agua con mi nombre,
que la brisa le susurre que soy su refugio
y, a la vez, su tormenta.
Que me ame sin licencia, sin miedo,
como el mar ama a la luna:
siguiéndola en cada marea,
perdiéndose en su luz.
Un navegante de antiguas aguas
es quien quiero que me reclame.
Me volveré su faro y su sombra,
su estrella y su abismo,
la marea que lo devora.
y el horizonte que jamás tocará.
Quien conoce mi oleaje
ya no puede amar en tierra firme.
—L.T.
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Autor:
LOURDES TARRATS (
Online)
- Publicado: 18 de agosto de 2025 a las 17:17
- Comentario del autor sobre el poema: Un llamado cruza las aguas antiguas: no busca un amante cualquiera, sino un navegante capaz de domar mareas y perderse en ellas. Entre faros y abismos, la voz poética se convierte en horizonte imposible. Anhelo es un poema de sal y fuego, donde el deseo se escribe en la espuma y no conoce puerto.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 62
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, Roberto D. Yoro, Lualpri, Josué Jaldin, Mauro Enrique Lopez Z., Nelaery, Franjablanca, alicia perez hernandez, Javier Julián Enríquez, CBR
Comentarios5
Que ese marinero fenicio llegue en las olas de estos versos poeta Tarrats.
Que gran trabajo entregas al portal.
Saludos 👋
Querido Emiliano,
Qué alegría recibir tus palabras, tan llenas de imagen y afecto.
Ese marinero fenicio, que navega entre mitos y memorias, se siente aún más vivo cuando lo invocas tú desde la orilla de estos versos.
Gracias por leer con el corazón y por regalarme esta brisa de reconocimiento.
Un abrazo grande desde mi puerto poético
Mi muy admirada Lourdes: Quien se adentra en un oleaje así, ya no regresa intacto: descubre que el amor no es un puerto seguro, sino mar abierto, con su vértigo y su desmesura. La tierra firme se vuelve estrecha después de haber sentido la vastedad del agua.
El cierre sugiere que la experiencia amorosa intensa transforma de manera irreversible. El oleaje simbolizando la pasión, el riesgo y la inestabilidad, mientras que la tierra firme, representa lo estable, lo seguro. Conocer ese mar interior significa no poder aceptar de nuevo la serenidad sin movimiento: el amor verdadero exige siempre amplitud y desborde.
Deliciosa lectura y gracias por compartir tu talento.
Abrazos.
Querida Ellie,
¡Que sabias tus palabras!
Me emociona la hondura con que has navegado en mis versos. Tu interpretación del oleaje como esa pasión que transforma para siempre me toca profundamente: es verdad, quien prueba la vastedad del mar interior ya no puede conformarse con la orilla tranquila.
Gracias por regalarme una lectura tan lúcida y sensible; has sabido dar palabras a aquello que mi corazón solo insinuaba.
Recibe un abrazo con gratitud.
LOurdes
Tu poema habla del deseo de ser amada por un hombre que sepa actuar en todas las circunstancias, sin miedo ni medias tintas.
Muchas gracias por compartirlo, poetisa Lourdes.
Un abrazo.
Perfecto 👌
Muchas gracias, Lourdes, por este bello poema acerca de la anhelante búsqueda de un amor trascendental, personificado en un marinero fenicio. En este sentido, se puede percibir la metáfora del mar, con sus olas, vientos y mareas, como representación de la intensidad y la imprevisibilidad del deseo. Así, la amada se manifiesta como una entidad que simultáneamente ofrece guía y desafío, brillo y tempestad, reflejando de esta forma la naturaleza intrincada de la pasión humana. En este contexto, la elección del marinero, asociado a la inmensidad y el misterio del océano, simboliza la búsqueda de un amor que trasciende la cotidianidad terrestre. El anhelo se manifiesta como una fuerza ineludible, capaz de definir la identidad misma de la amante, quien solo puede amar en la inmensidad del mar, toda vez que renuncia a la estabilidad de la tierra firme. Así las cosas, este poema emerge como una profunda reflexión sobre la naturaleza del amor, su poder transformador y su capacidad para definir el ser.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
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