La Desconocida

_Incipiens_

Ayer la muerte me habló.

Vestida de blanco,

su asiento tomó.

 

Su mano de porcelana

la mesa acarició,

con el movimiento lento

y vacío de un cascarón.

 

Mirada inquisidora.

Ojos de muñeca.

Me miran ahora.

 

No sufro de miedo;

ante ti me doblego.

 

Anillos de plata

adornan sus dedos.

Hilos de seda,

sus pestañas.

Puntadas de oro,

su vestido.

 

Momento divino,

se vuelve cristalino.

No es el fin del camino.

No es cuestión de instinto:

será el destino.

 

—¿No temes a la desconocida?

su boca susurró.

—No eres fatalidad,

de mi boca salió.

 

Tu vieja presencia

siempre me acompañó.

Soy parte de ti,

como tú lo eres de mí.

Somos la misma semilla...

mors et vita.

 

Soy el futuro

en la cara de tu espejo.

Cada segundo que pasa

es mi reflejo.

Y en mi respira.

Rubén Romero Toledo © 2025 todos los derechos reservados

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios +

Comentarios5

  • MISHA lg

    la aceptación no es fácil pero asi es poeta
    gracias por compartir

    Tu vieja presencia
    siempre me acompañó.
    Soy parte de ti,
    como tú lo eres de mí.
    Somos la misma semilla...
    mors et vita.


    besos besos
    MISHA
    lg

    • _Incipiens_

      Muchísimas gracias Misha, cierto que no es fácil aceptarlo.
      Un saludo.

    • Salvador Santoyo Sánchez

      Tu vieja presencia

      siempre me acompañó.

      Soy parte de ti,

      como tú lo eres de mí.

      Somos la misma semilla...

      mors et vita.


      Saludos poeta _Incipiens_

    • EmilianoDR

      Que bien que has hablado con esa temida dama sin tener miedo . Me has gustado muchísimo.
      Saludos cordiales y que sigan los encuentros.

      • _Incipiens_

        Muchísimas gracias! Todo un alago viniendo de ti. Nos seguiremos leyendo seguro.
        Un saludo.

        • EmilianoDR

          Seguimos en contacto poeta.

        • Santiago Alboherna

          quizás morir sea seguir vivo en otro lado ...

          • _Incipiens_

            Seguro que sí. Gracias por comentar.
            Un saludo.

          • JUSTO ALDÚ

            Este poema encarna un diálogo íntimo con la muerte, despojada aquí del terror habitual para presentarse como figura delicada, casi ceremonial, vestida de blanco y con ornamentos preciosos.

            La imaginería —manos de porcelana, hilos de seda, puntadas de oro— convierte a la muerte en una presencia estética, ambigua, al mismo tiempo fría y sublime. El desenlace revela la paradoja esencial: la muerte no está al final, sino respirando en cada instante, espejo inevitable del tiempo. Un texto que conjuga misterio y aceptación con un tono sereno y filosófico.

            Un placer visitar tu espacio Rubèn.,

            • _Incipiens_

              Gracias por el análisis y dejar siempre un comentario!.
              Un abrazo.



            Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.