Dime, amigo, si nunca te has preguntado
el porqué de los porqués y de los cómos,
la razón del sol que brilla en nuestros lomos,
el detrás de lo infinito y lo creado.
Una fuerza se empecina en ocultarnos
los cimientos y causales de este mundo;
recorrer su laberinto es nauseabundo,
pero algunos lo dan todo en la batalla.
Sea por piedad o azar, el demiurgo
a entender sus artificios nos invita,
a un hotel de habitaciones infinitas
donde toda certeza es una pantalla.
Somos pocos y orgullosos, abocados
a la gran persecución de las verdades,
de pasillos sin candil y arcanidades,
de manzanas, gatos, torres y rendijas.
Somos pocos porque existe un enemigo
que no es la complejidad de los quehaceres,
mas perder el más vital de los saberes:
que esta pasión de la paciencia es hija.
Somos pocos porque reina la nesciencia,
porque el mundo rinde culto a la incultura,
porque es víctima del juicio y la censura;
somos pocos los amantes de la ciencia.
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Autor:
Catullianus (
Offline)
- Publicado: 16 de agosto de 2025 a las 16:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: Lambdasan, Fabio de Cabrales, Jaime Alberto Garzón Barrios, ElidethAbreu
Comentarios1
Sea por piedad o azar, el demiurgo
a entender sus artificios nos invita,
a un hotel de habitaciones infinitas
donde toda certeza es una pantalla...
✍️🤝
Me trasladarte a la metáfora del Hotel de Hilbert 💭 ◼️◾▪️
¡Exactamente! Saludos.
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