Catullianus

Pocos y orgullosos

Dime, amigo, si nunca te has preguntado
el porqué de los porqués y de los cómos,
la razón del sol que brilla en nuestros lomos,
el detrás de lo infinito y lo creado.

Una fuerza se empecina en ocultarnos
los cimientos y causales de este mundo;
recorrer su laberinto es nauseabundo,
pero algunos lo dan todo en la batalla.

Sea por piedad o azar, el demiurgo
a entender sus artificios nos invita,
a un hotel de habitaciones infinitas
donde toda certeza es una pantalla.

Somos pocos y orgullosos, abocados
a la gran persecución de las verdades,
de pasillos sin candil y arcanidades,
de manzanas, gatos, torres y rendijas.

Somos pocos porque existe un enemigo
que no es la complejidad de los quehaceres,
mas perder el más vital de los saberes:
que esta pasión de la paciencia es hija.

Somos pocos porque reina la nesciencia,
porque el mundo rinde culto a la incultura,
porque es víctima del juicio y la censura;
somos pocos los amantes de la ciencia.