Bienaventurados los muertos,
porque no verán las nubes arder
ni oirán el llanto de quienes se quedan.
Han quedado atrás las diferencias,
los credos, las peleas.
Los vivos se preguntan:
—¿Valió la pena?
Y siguen llegando a los lugares:
cafés, iglesias, ¡bares!
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Autor:
Deivid Villarreal (
Offline)
- Publicado: 14 de agosto de 2025 a las 00:22
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 2
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