Aprender a encontrar
A veces todo se reduce a aprender a encontrar paz.
Esto es algo que me ha llevado mucho tiempo entender.
Vivimos
en una sociedad que nos invita
a disfrutar al máximo,
a vivir prácticamente con euforia cada momento
y aunque, a priori, este carpe diem simplemente parece querer conducirnos a una vida más plena, muchas veces,
es un arma de doble filo.
Lleva a que uno se sienta frustrado e insatisfecho porque, seamos realistas, es imposible vivir en una alegría constante, la vida no funciona así.
Y te das de lleno con la realidad
y no sabes a quién echarle la culpa,
si a los demás por los imposibles estándares que imponen o
a ti mismo
por querer tan desesperadamente encajar en ellos.
Y en ese momento,
ahí,
cuando ya casi ni te soportas a ti mismo,
te das cuenta que en realidad todo lo que te hace falta es PAZ.
No necesitas ni euforia ni halagos. Tan solo paz.
La paz que da sentirse agusto estando a solas.
La paz de contemplar el paisaje en silencio.
La paz de hacer algo que te apasiona.
La paz de estar con gente que te hace sentir uno más.
La paz de simplemente darte cuenta que no te hace falta nada más.
No te hace falta ser perfecto.
No te hace falta encajar.
No te hacen falta fiestas, ni excesos, ni locura para sentirte verdaderamente vivo.
Esa paz.
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Autor:
Un atisbo (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 11 de agosto de 2025 a las 18:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios2
No es una paradoja, ni tan siquiera una contradicción: según las farmacéuticas lo que más se vende desde hace más de veinte años son los productos antidepresivos, ¿casualidad? no. Usted lo refleja muy bien en su artículo (perdóneme que lo defina así) y da las causas de ello. La felicidad total nunca ha sido felicidad sino un estado de estupidez crónica para la cual, de momento, no hay medicamento. Hace años que apenas presto atención a la TV salvo rarísimas ocasiones; también hace 17 años que me ocurrió que ya me fue imposible soportarla más, arranqué los cables, cargué con la pantalla, salí a la calle y cuando tenía pensado tirarla a la basura de casualidad alguien pasaba por allí y se la regalé: el enemigo principal de nuestra sociedad está en casa. Queremos ser felices e ignoramos que ésta está en dirigirnos hacia nuestro propio interior...¡¡pero hasta éste a veces está lejos!!
Cuanta razón en sus palabras. Sin duda merece la pena hacer silencio en el exterior para aprender a escuchar el interior, aunque a veces se nos olvide.
Muchas gracias por tomarse el tiempo de leer lo que he escrito y de aportar tan interesante comentario.
Espero que tenga un espléndido día!
Igualmente. Gracias.
Reflexiones sobre la paz. Muy necesarias en estos tiempos.
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