Tu boca no buscaba mi ternura, buscaba abrir mi voz para beberla; entró en mi pecho como quemadura, y al irse dejó su sed en mi piel muerta.
Tu beso fue clausura y fue abertura, puerta sin llave, sed que nunca acierta; y aunque sabía que era mi locura, quise quedarme donde me despierta.
Amarte es como abrir un relicario que guarda un diente y sangre aún tibia; un rito dulce, cruel, pero necesario.
No temo más a la mano que atrapa, porque si vuelves y sé que lo harías, mi cuerpo entero será tu mortaja.
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Autor:
Rafael Medina (
Offline)
- Publicado: 11 de agosto de 2025 a las 11:00
- Categoría: Gótico
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: Annabeth Aparicio, Mauro Enrique Lopez Z.
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