Rafael Medina

El Beso Sellado

Tu boca no buscaba mi ternura, buscaba abrir mi voz para beberla; entró en mi pecho como quemadura, y al irse dejó su sed en mi piel muerta.

 

Tu beso fue clausura y fue abertura, puerta sin llave, sed que nunca acierta; y aunque sabía que era mi locura, quise quedarme donde me despierta.

 

Amarte es como abrir un relicario que guarda un diente y sangre aún tibia; un rito dulce, cruel, pero necesario.

 

No temo más a la mano que atrapa, porque si vuelves y sé que lo harías, mi cuerpo entero será tu mortaja.