LA GUERRA DEL SOLDADO REITER

gaspar jover polo

LA GUERRA DEL SOLDADO REITER

 

Cuando el soldado Reiter entró en combate,

todos los disparos parecían proceder

del norte, y eran disparos sueltos,

espaciados, producidos, tal vez,

por un emboscado francotirador.

Pero también caían disparos de mortero,

sencillos y también espaciados,

que formaban algún socavón profundo

donde el soldado Reiter podría caer

y descansar un momento antes de continuar

la ofensiva, de nuevo bien despierto

y muy atento a todos los sonidos,

tanto a los mínimos

de la hierba aplastada alrededor,

como a los más aparatosos y estruendosos.

Y una vez el aliento recobrado,

volver a la carga, al asalto,

con fervor, casi enfebrecido,

como si  ningún disparo

de la guerra en Rusia

fuera capaz de dañar a Reiter

en su avance impetuosísimo,

un avance que derrochaba desapego

y que desobedecía el protocolo

militar para estos casos,

sin atisbo de enfurecimiento

en su rostro ni pizca de cariacontecido,

soldado que, en plena refriega o balacera,

busca la gloria de un tiro en su frente,

de un héroe muerto.

Se abrió paso así hasta que la guerra

llegó a un paseo marítimo,

con árboles altos y frondosos,

con hilera de hoteles balnearios

y con un club gastronómico,

y una docena de yates, por lo menos,

atracados.

Entró el primero de su destacamento,

el pecho palpitante, cerca de Yalta,

y enseguida notó que parecía

como si la guerra en Rusia no fuera

con aquella localidad de veraneo,

con aquel ambiente tan exclusivo

y tan pacífico.

 

Gaspar Jover Polo

 

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Comentarios +

Comentarios2

  • Nkonek Almanorri

    Qué barbaridad. ¡¡Que el tal Dios de este Infierno nos permita huir a tiempo, aún sin confesar!!

  • gaspar jover polo

    Gracias por el comentario, compañero Almanorri.



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