LA GUERRA DEL SOLDADO REITER
Cuando el soldado Reiter entró en combate,
todos los disparos parecían proceder
del norte, y eran disparos sueltos,
espaciados, producidos, tal vez,
por un emboscado francotirador.
Pero también caían disparos de mortero,
sencillos y también espaciados,
que formaban algún socavón profundo
donde el soldado Reiter podría caer
y descansar un momento antes de continuar
la ofensiva, de nuevo bien despierto
y muy atento a todos los sonidos,
tanto a los mínimos
de la hierba aplastada alrededor,
como a los más aparatosos y estruendosos.
Y una vez el aliento recobrado,
volver a la carga, al asalto,
con fervor, casi enfebrecido,
como si ningún disparo
de la guerra en Rusia
fuera capaz de dañar a Reiter
en su avance impetuosísimo,
un avance que derrochaba desapego
y que desobedecía el protocolo
militar para estos casos,
sin atisbo de enfurecimiento
en su rostro ni pizca de cariacontecido,
soldado que, en plena refriega o balacera,
busca la gloria de un tiro en su frente,
de un héroe muerto.
Se abrió paso así hasta que la guerra
llegó a un paseo marítimo,
con árboles altos y frondosos,
con hilera de hoteles balnearios
y con un club gastronómico,
y una docena de yates, por lo menos,
atracados.
Entró el primero de su destacamento,
el pecho palpitante, cerca de Yalta,
y enseguida notó que parecía
como si la guerra en Rusia no fuera
con aquella localidad de veraneo,
con aquel ambiente tan exclusivo
y tan pacífico.
Gaspar Jover Polo
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Autor:
gaspar jover polo (
Offline)
- Publicado: 8 de agosto de 2025 a las 05:54
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., **~EMYZAG~**, EmilianoDR
Comentarios2
Qué barbaridad. ¡¡Que el tal Dios de este Infierno nos permita huir a tiempo, aún sin confesar!!
Gracias por el comentario, compañero Almanorri.
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