Allá, donde nadie puede ver
Allá,
donde nadie puede ver,
habita el secreto de las cosas que callé.
No hay linternas
—solo sombras que se niegan a alumbrar—,
ni péndulos —que nos recuerden el tiempo—,
ni reflejos —ni siquiera un gesto—
de lo que pudo ser.
Y sin embargo,
en ese rincón ciego del alma,
—campo de cenizas—
una brasa tibia —mínima—
aún guarda el perfume
de lo que ardió sin testigos.
Y a veces —solo a veces—
alguien tropieza con mi silencio
y cree haber oído
el murmullo de un ave.
Pero no.
Era solo yo,
volviendo a casa.
Porque a veces,
volver a casa
es solo atreverse
a encender la brasa
sin miedo a la ceniza.
—L.T.
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Autor:
LOURDES TARRATS (
Offline)
- Publicado: 8 de agosto de 2025 a las 03:09
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema es un viaje hacia lo no dicho, lo que quedó guardado en lo más profundo del alma. Habla de los silencios que se acumulan, de las brasas que aún arden bajo la ceniza, y de ese regreso íntimo a una parte de uno mismo que a veces se cree perdida. Es una exploración del recuerdo, del cuerpo como memoria y de la ternura que aún puede brotar en lo oculto.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 54
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z., Nelaery, Ricardo Castillo., ElidethAbreu, Josué Jaldin, JUSTO ALDÚ, Javier Julián Enríquez, Pilar Luna, Jaime Alberto Garzón
Comentarios4
Es un poema bellísimo que habla de una introspección, una mirada íntima en nosotros mismos, escudriñando los sentimientos, los temores, los sueños…con temor y valentía al mismo tiempo.
Muchas gracias por compartirlo, poetisa Lourdes.
Gracias a ti, amiguita mía... tus palabras tan generosas.
Te mando un fuerte abrazo, Lourdes
Un fuerte abrazo para ti también, Lourdes.
Querida Lourdes, tu poema es una confesión susurrada, un descenso hacia ese territorio donde el lenguaje deja de gritar y apenas arde en forma de brasa. No hay estruendo, ni linternas, ni relojes: solo un rincón sin testigos donde lo no dicho sigue diciendo.
El gesto más valiente: volver a casa no es regresar a un lugar, sino reconocerse en lo que aún arde, en lo que aún puede ser encendido sin miedo. No hay testigos, y eso basta. Porque el poema no pide aplausos: pide silencio para poder volar.
Ave y murmullo, ese tú que retorna: eras tú, sí. Volviendo a casa. Con el alma encendida.
Abrazos y mil gracias.
Querida Ellie,
Leer tus palabras ha sido como mirarme en un espejo, donde el alma se reconoce no por lo que muestra, sino por lo que aún arde en secreto. Has leído no solo el poema, sino el silencio entre sus versos, y eso… eso es un gesto de amor.
Gracias por entender que volver no es retroceder, sino encender la última brasa que queda y dejar que hable, sin testigos, sin linternas… solo con el murmullo de quien aún cree en el vuelo.
Tu lectura me acompaña como una caricia en la sombra.
Gracias por sostener el fuego en tus manos sin apagarlo.
Con gratitud y abrazo profundo,
Lourdes
Gracias querida Lourdes y es un placer sostener el fuego de tus letras.
Abrazos profundos y ha sido todo un placer.
Un susurro en la penumbra del alma, donde lo invisible se convierte en testigo silencioso. Ese rincón oscuro, lleno de cenizas y brasas tibias, es la memoria íntima que arde sin llamar la atención, la llama discreta que sostiene lo que fuimos sin que el mundo lo sepa. Volver a casa aquí es un acto valiente, es enfrentar el eco de uno mismo con la ternura de quien se reconoce en el misterio. Un poema que invita a abrazar las sombras propias y a encontrar luz en la esencia callada del ser.
Sabes, me recordaste la canción de Alejandro Sanz, "CUANDO NADIE ME VE"
https://www.youtube.com/watch?v=bfa1BtwFows&list=RDbfa1BtwFows&start_radio=1
Saludos
Querido Justo,
Gracias por entrar en mi poema y caminarlo por dentro, por leer con tanta delicadeza y por poner en palabras lo que quizá estaba latiendo en silencio entre mis versos. Me emociona que hayas visto en ese rincón oscuro no solo cenizas, sino brasas que siguen guardando calor.
Lo que dices sobre “volver a casa” me conmueve, porque para mí ese regreso es un acto íntimo y, sí, valiente. Es aceptar que lo que fuimos sigue respirando dentro, aunque el mundo no lo note.
Y qué bello vínculo el que trazas con la canción de Alejandro Sanz… tal vez, al final, la poesía y la música son eso: maneras distintas de decir lo mismo que no nos atrevemos a gritar.
Con gratitud y cariño,
Lourdes
Muchas gracias, Lourdes, por este bello poema, en cuyas ideas objetivadas se puede apreciar que, en el aislamiento de la conciencia, donde la introspección se convierte en un baluarte, se encuentra el secreto de lo silenciado. De esta forma, la carencia de iluminación, la negación del tiempo y la memoria conforman un espacio liminar donde persiste la «brasa» de lo vivido, a pesar de la ceniza del olvido. El silencio, interrumpido ocasionalmente por percepciones externas, revela la intimidad del retorno a la esencia personal. En este sentido, el hecho de regresar al hogar representa la valentía de enfrentar el pasado, toda vez que reaviva la experiencia con determinación y sin temor a las huellas del tiempo.
Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio
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