LOURDES TARRATS

Allá, donde nadie puede ver

Allá, donde nadie puede ver

Allá,
donde nadie puede ver,
habita el secreto de las cosas que callé.
No hay linternas
—solo sombras que se niegan a alumbrar—,
ni péndulos —que nos recuerden el tiempo—,
ni reflejos —ni siquiera un gesto—
de lo que pudo ser.

Y sin embargo,
en ese rincón ciego del alma,

—campo de cenizas—
una brasa tibia —mínima—

aún guarda el perfume

de lo que ardió sin testigos.

Y a veces —solo a veces—
alguien tropieza con mi silencio
y cree haber oído
el murmullo de un ave.

Pero no.
Era solo yo,
volviendo a casa.

Porque a veces,
volver a casa
es solo atreverse
a encender la brasa
sin miedo a la ceniza.

—L.T.