Cendra y vértigo

Maxi Aristarán

En la grieta del ocaso,

donde el hueso del cielo se quiebra,

un latido escupe brasas,

desafía la sombra que lo encadena.

El río lame su propio vacío,

pero un guijarro canta en su lecho,

teje un himno de espinas y sal,

y no se rinde al silencio deshecho.

La niebla abraza, ciega, devora,

mas un ojo de ceniza parpadea,

corta el velo con uñas de viento,

y en su pulso la noche se arquea.

No te inclines al yugo del polvo,

aunque el eco te mienta su fin.

En la médula del caos, un grito:

el corazón arde, y no sabe rendir.

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Comentarios +

Comentarios4

  • Luis prieto

    Que fuerza que tiene este poema muy bueno

  • Nelaery

    Bello poema que describe la belleza y fuerza de la Naturaleza.
    Muchas gracias por compartirlo, poeta Maxi.

  • JUSTO ALDÚ

    Versos que respiran como brasas en la penumbra, con un pulso de resistencia que atraviesa nieblas y escombros. El poema se erige como un estandarte encendido en medio del derrumbe, donde cada imagen —guijarros que cantan, ojos de ceniza, uñas de viento— parece conjurar un ritual de insumisión.

    Saludos

  • El Hombre de la Rosa

    Genial y hermoso tu versar estimado poeta y amigo Maxi
    Recibe un abrazo de tu amigo español
    El Hombre de la Rosa



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