En la grieta del ocaso,
donde el hueso del cielo se quiebra,
un latido escupe brasas,
desafía la sombra que lo encadena.
El río lame su propio vacío,
pero un guijarro canta en su lecho,
teje un himno de espinas y sal,
y no se rinde al silencio deshecho.
La niebla abraza, ciega, devora,
mas un ojo de ceniza parpadea,
corta el velo con uñas de viento,
y en su pulso la noche se arquea.
No te inclines al yugo del polvo,
aunque el eco te mienta su fin.
En la médula del caos, un grito:
el corazón arde, y no sabe rendir.
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Autor:
Maxi (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 7 de agosto de 2025 a las 23:56
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 72
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Scarlett-Oru, Andy Lakota👨🚀, alicia perez hernandez, **~EMYZAG~**, Nelaery, Mauro Enrique Lopez Z., rosi12, EmilianoDR, Llaneza, JUSTO ALDÚ, El Hombre de la Rosa, Carlos Armijo Rosas...✒️, Annabeth Aparicio, Hernán J. Moreyra, racsonando
Comentarios4
Que fuerza que tiene este poema muy bueno
Bello poema que describe la belleza y fuerza de la Naturaleza.
Muchas gracias por compartirlo, poeta Maxi.
Versos que respiran como brasas en la penumbra, con un pulso de resistencia que atraviesa nieblas y escombros. El poema se erige como un estandarte encendido en medio del derrumbe, donde cada imagen —guijarros que cantan, ojos de ceniza, uñas de viento— parece conjurar un ritual de insumisión.
Saludos
Genial y hermoso tu versar estimado poeta y amigo Maxi
Recibe un abrazo de tu amigo español
El Hombre de la Rosa
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