La respiración de la lluvia,
me toma las manos,
sin empeño, me dejo seducir por su frescura,
¡admiro la humedad que anega los campos!
que empapa las calles, aterciopelando su dureza.
El cielo ennegrecido es un velo de esperanza,
que se extiende sobre los suburbios,
dentro de las alamedas.
Allí, bajo ese manto grisáceo,
reconozco el viento que seduce los ramajes de los árboles,
que excita los pétalos de las flores,
y estimula mis palabras,
para no esconder el desamparo de las piedras,
el pánico de los besos que provoca la humedad,
la pasión de los ríos imaginando el mar,
al que ingresarán ingenuos, desnudos,
sin importar la profundidad ni la anchura
Hay una pobreza imponente del ser, ante esta lluvia lozana
haciéndome sentir que soy nada, solo arcilla mojada
bajo el llanto de un sueño
apenas humanizado por la piedad de las gotas
que descienden por el cuerpo
como la virtud que se escapa lentamente
seduciendo la piel, llenándola de pánico ante su ternura
recordando que el amor existe
humectando el cuerpo árido, envejecido.
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Autor:
Jose Barrientos (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 6 de agosto de 2025 a las 11:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Nelaery, alicia perez hernandez, Hernán J. Moreyra, EmilianoDR, Pilar Luna
Comentarios1
Muy bello tu poema, poeta José Barrientos.
Muchas gracias por compartirlo.
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