Camarero, una de gracias

Lambdasan

Siguiendo la veleta del cliente 

al ritmo de una brújula sin norte,

con tino, siempre acierta a estar pendiente

por don, el camarero, con soporte.

 

Y en este laberinto, en el que gira

el ser que pareciera infatigable,

callado, por momentos, él respira

el soplo de una pausa indetectable.

 

Pues surca la vorágine en que vive,

en vista de los gajes de su oficio,

y el mínimo error que no se olvide 

añade a su trayecto sacrificio.

 

Un "gracias" o un "tranquilo" en nuestro mano

será viento a favor para este humano 

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Comentarios +

Comentarios1

  • Fabio de Cabrales

    Fermoso soneto al británico modo, por eso me agradan tus poemas tan reflexivos y tan fermosos

    Saludos
    El hombre de la risa



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