Cuando me siento abatido, procuro penetrar en el raso marrón de tus ojos, momentos después me inunda un deseo incontrolable de verme despertar en tus brazos. Al llegar el atardecer y de forma especial cuando empieza a declinar la tarde, deslizándose con brisa dorada por la cordillera de tu cintura, se inicia el deseo de llamar a la noche en compañía de sus idilios. Reconozco que una buena parte de los razonamientos de los hombres, no valen lo mismo que una solo de una mujer íntegra y sensata. Hoy y de forma concreta, los recuerdos me provocan suspiros. por esa razón, la nostalgia ha decidido visitarme.
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Autor:
emiliodom (
Offline)
- Publicado: 5 de agosto de 2025 a las 04:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., ElidethAbreu, El Hombre de la Rosa, Jaime Alberto Garzón
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