La Bodega De Los Poemas

William26đź«¶

La bodega de poemas
por Wcelogan 

 

Ayer bajé a la bodega
donde guardo mis poemas.
El aire olía a tinta vieja
y a metáforas sin terminar.

Los románticos gemían
por desamor, acostados
en un mar de lágrimas.

Un poema vencido hace tres años —
diciembre de aquel amor tormentoso—
apestaba a un “te amo” mal cerrado.

Uno con moho,
escrito con furia adolescente,
me miró con rencor.

Los oscuros,
cruzados de brazos,
fumaban ceniza de alma
y discutían con los góticos
sobre cuál era más profundo.

Un soneto chillaba en su jaula
por falta de rima exacta.
Un haiku
había mutado en hongo,
y sus esporas se comían
un poema de Neruda.

Un verso libre
se suicidó por exceso de métrica.

Los surrealistas,
desnudos y ebrios de metáforas,
jugaban a seducir
una imagen muerta.
Uno recitaba en latín
y otro le pintaba bigotes
a mi inspiración del 2018.

Uno me mordió
cuando intenté corregirle el ritmo.
Otro, aún sin terminar,
me escupió tinta
por haberlo olvidado.

Uno —con voz de amenaza—
gritó desde el fondo:
“¡Yo sé lo que hiciste el verano pasado!”
y me miró con comas afiladas.

Otro me susurró, borracho:
—Te vendiste por aplausos baratos—
y vomitó un verso en cursiva.

Pero el que más dolía
era el que escribí con entrañas:
ya no me reconoce,
me llama por otro nombre.

Me fui, cerrando la puerta
con un verso viejo entre los dientes.
Y mientras subía las escaleras,
lo entendí:
ya casi vuelan del nido,
y quizás alguno se haga famoso.

  • Autor: Wii (SeudĂłnimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 5 de agosto de 2025 a las 00:05
  • Comentario del autor sobre el poema: “La bodega de poemas” naciĂł de una visita interior. No bajĂ© a una bodega real, sino a ese lugar oculto donde guardo lo que he escrito con amor, rabia, torpeza o lucidez. Cada poema que menciono no es solo un texto: es un fragmento de mi historia, de mis errores, de mis bĂşsquedas. Algunos me reprochan haberlos olvidado, otros me acusan de haberlos traicionado por aplausos ajenos. Y puede que tengan razĂłn. Este poema es un reencuentro con todas mis versiones como poeta. Los románticos, los oscuros, los surrealistas… todos conviven dentro de mĂ­. Algunos poemas aĂşn me conmueven; otros me avergĂĽenzan. Pero no los reniego. Son parte del proceso. Parte del precio. Al final, entendĂ­ algo: no soy yo quien tiene el control absoluto. Los poemas tienen su propio destino. Algunos se irán, otros me morderán hasta el fin. Y quizá —con suerte o con verdad— uno de ellos sobreviva a mi nombre.
  • CategorĂ­a: ReflexiĂłn
  • Lecturas: 12
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.