Poema III

Isidora_Luna

 

 

No me des flores.

Dame el nombre de la herida

que no te atreviste a conjurar.

Dame hilo para coser la culpa

mientras se desangra la piedad.

En tus labios,

siempre hay rastros de ceniza.

Dime si alguna vez oíste

el pulso de un temblor.

No.

Las disculpas son herejes.

No suelen estar pías.

Nunca duelen

como yo.

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