BEBÍ DE TU SILENCIO

ROGER MEDINA GUERRA

Cuando tu nombre, como una espina en mi garganta,

desgarra la calma al nombrarte,

cuando empapas mis venas con la savia amarga del silencio,

sé que existes y bebo tu sosiego.

 

Bebí de tu silencio:
savia irradiante que convierte
mis venas en partituras de cumbia caribeña.
No eres mujer sino hábitat de ausencia:
huracán que araña con uñas invisibles mi boca.

Tu sombra planta recuerdos falsos
en las pupilas de mi noche abierta.
Y aprendo,
sí, aprendo tarde,
que el amor es un animal nocturno,
fosforescente,
que se alimenta de lo que callamos
y de los besos que se ahogaron
en la garganta sin tiempo.

 

En noches con ese sabor amargo

bebo tu silencio, con redes tejidas de nervios y miedo,
mientras tu risa —aguja hipodérmica—
inyecta eternidades rotas
en mis músculos cansados,
de este hombre extraviado
que alguna vez se llamó
Roger Medina Guerra.

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