SONETO IX: Trovadera

Beltrán Álvarez de Toledo

Cantaba el ruiseñor bajo tu nombre,

Y el eco en los jardines repetía

Tu risa, flor del alba que se envía

Al pecho de este amor que ya te asombre.

 

En cada luz mi pensamiento se hombre,

Y al verte, oh dulce estrella que me guía,

Se quiebra en mí la sombra, y se hacía

El mundo más amor y menos hombre.

 

Tu piel, mi religión; tu voz, mi canto;

Y en cada beso tuyo, el universo

Se vuelve cielo tibio y manso manto.

 

Por vos me vuelvo loco, errante verso,

Y si he de morir, que sea en tu llanto,

Trovando el alma mía en este verso.

 

 

 

 

 

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