TORMENTA DE ARENA

Gustavo Echegaray

Llegó de pronto, sin aviso,

la polvareda escondida,

con su capote castaño

de viento y arena vestida.

 

Besó los cerros,

golpeó los muros,

hirió los ojos del campo,

tapó la boca del día.

 

Se alzó el desierto con furia,

y caminó por las calles

ciego y polvoriento

como un gentil antiguo.

 

Quedó temblando el aire,

la luz de los faroles,

la terquedad de los hombres,

el silencio de los dioses.

 

Y cuando pasó su sombra,

quedó en los techos el polvo,

y en el alma de la gente,

la soledad y el  asombro.

 

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Comentarios +

Comentarios2

  • Salvador Santoyo Sánchez

    Besó los cerros,

    golpeó los muros,

    hirió los ojos del campo,

    tapó la boca del día.


    Todo el poema es bueno.
    Saludos poeta Gusechag

  • Nkonek Almanorri

    Mis antepasados nacieron, vivieron, sobrevivieron y anduvieron en el tercer desierto más grande del planeta: El Sáhara. En ocasiones echo de menos esas tormentas de arena.

    • Gustavo Echegaray

      En mi país son muy raras.
      Gracias por leerme poeta.
      Un abrazo



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