Perdón por no arder
cuando vos ya eras incendio.
Eso es todo.
Eras refugio,
y yo no podía quedarme quieto
ni en mi mismo.
No fue tu culpa.
Fuiste casa con las ventanas abiertas
y yo llegué con las manos vacías,
sin saber si entrar
o solo quedarme mirando desde la puerta.
Fuiste verdad,
pero yo no tuve fe.
Te cuidé
con la misma ternura
con la que se riega una planta
que no va a florecer.
Perdón si esperaste
un temblor que no vino,
una promesa sin palabras,
un instante que dijera: “sí, es acá”.
Yo también quise quedarme,
pero mi cuerpo retrocedía
como si desde el primer beso
ya supiera que iba a doler.
Y el azar fuese el encargado de elegir
a quién primero
y a quién más.
Y ahora que ya no me esperás,
te miro con la calma triste
con la que uno recuerda
una casa donde nunca vivió,
pero igual extraña
cuando llueve.
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Autor:
Casta (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 29 de julio de 2025 a las 16:07
- Categoría: Amor
- Lecturas: 30
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., MISHA lg, Roberto D. Yoro, EmilianoDR, Pilar Luna, alicia perez hernandez
Comentarios1
bellos recuerdos de amor poeta
gracias por compartir
Y ahora que ya no me esperás,
te miro con la calma triste
con la que uno recuerda
una casa donde nunca vivió,
pero igual extraña
cuando llueve.
besos besos
MISHA
lg
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