En mi cama vacía sumergido,
descansaban mi pena y mi alegría.
Una bestia sus alas extendía
y hacia mí dirigía su sentido.
¿A dónde vas guardián? ¿Estás perdido
bajo el satélite contrario al día?
¿A dónde vas, pequeña bestia espía
que en mi casa te guardas escondido?
Peregrino indomable de la sombra,
bebedor insaciable e impaciente,
avioneta de ala torpe y rota:
Por tu nombre, murciélago, te nombra
mi voz para mirarte frente a frente
y bebas de mi sangre gota a gota.
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Autor:
Fabio de Cabrales (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 28 de julio de 2025 a las 08:10
- Comentario del autor sobre el poema: Hace cuatro años se infestó mi casa de murciélagos y anoche me acordé de eso. Por eso escribí este soneto.
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, rosi12, Tommy Duque, Mauro Enrique Lopez Z., Lambdasan, alicia perez hernandez, Roberto D. Yoro
Comentarios3
Gracias Fabio por sacar un soneto a ese murciélago que muchos le temen.
Saludos cordiales.
Sí, es que me había cansado de la poesía amorosa
Me encantó tu poema hermano, en todo sentido, su contenido, el tema y su elaboración, buen ritmo, métrica y ritmo.
Gracias por compartir.
¡Gracias por este comentario!
Fabio de Cabrales, que bueno, parece que ya somos dos que le escribimos al murciélago. Saludos de RDY
NO GOLPEES AL MURCIÉLAGO
No hace nido en tu tejado,
ni destruye la cosecha,
no te ladra en la vereda,
ni se mete en tu despensa.
No te espía por la noche,
ni murmura a tus espaldas,
vuela libre, silencioso,
como sombra que no daña.
No te pide pan ni abrigo,
no derrama ni una queja,
no hace trampa ni alboroto,
no hace daño... y tú lo alejas.
¿Por qué entonces el desprecio,
la violencia o la piedra?
¿Sólo porque no lo entiendes
y su vuelo te inquieta?
No lo mates, por favor,
pues él cumple su tarea:
come insectos por millares
que nos llenan de tristeza,
poliniza con sus alas
cuando nadie lo contempla,
lleva vida en su pequeño
cuerpo negro que despega.
Tiene un rol en la cadena,
es un eslabón que sujeta
el equilibrio invisible
de esta Tierra que nos presta.
Y si cae... todo se cae:
la cosecha, la cosecha...
¡Dale un árbol, una cueva!
¡Un rincón que lo proteja!
Haz de tu miedo conciencia,
de tu ignorancia, respuesta.
No lo golpees, no lo mates,
abre el alma y la conciencia,
que el murciélago en la noche
lleva luz en su presencia.
Roberto D. Yoro
Olanchito, Yoro, Honduras C.A.
Julio 21 de 2025
Hermoso poema. Parece que pocos somos quienes comprendemos las maravillas de la fauna.
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