Soneto a un murciélago

Fabio de Cabrales

En mi cama vacía sumergido,
descansaban mi pena y mi alegría.
Una bestia sus alas extendía
y hacia mí dirigía su sentido.

¿A dónde vas guardián? ¿Estás perdido
bajo el satélite contrario al día?
¿A dónde vas, pequeña bestia espía
que en mi casa te guardas escondido?

Peregrino indomable de la sombra,
bebedor insaciable e impaciente,
avioneta de ala torpe y rota:

Por tu nombre, murciélago, te nombra
mi voz para mirarte frente a frente
y bebas de mi sangre gota a gota.

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Comentarios +

Comentarios3

  • EmilianoDR

    Gracias Fabio por sacar un soneto a ese murciélago que muchos le temen.
    Saludos cordiales.

    • Fabio de Cabrales

      Sí, es que me había cansado de la poesía amorosa

    • Tommy Duque

      Me encantó tu poema hermano, en todo sentido, su contenido, el tema y su elaboración, buen ritmo, métrica y ritmo.
      Gracias por compartir.

    • Roberto D. Yoro

      Fabio de Cabrales, que bueno, parece que ya somos dos que le escribimos al murciélago. Saludos de RDY

      NO GOLPEES AL MURCIÉLAGO

      No hace nido en tu tejado,

      ni destruye la cosecha,

      no te ladra en la vereda,

      ni se mete en tu despensa.

      No te espía por la noche,

      ni murmura a tus espaldas,

      vuela libre, silencioso,

      como sombra que no daña.




      No te pide pan ni abrigo,

      no derrama ni una queja,

      no hace trampa ni alboroto,

      no hace daño... y tú lo alejas.

      ¿Por qué entonces el desprecio,

      la violencia o la piedra?

      ¿Sólo porque no lo entiendes

      y su vuelo te inquieta?




      No lo mates, por favor,

      pues él cumple su tarea:

      come insectos por millares

      que nos llenan de tristeza,

      poliniza con sus alas

      cuando nadie lo contempla,

      lleva vida en su pequeño

      cuerpo negro que despega.




      Tiene un rol en la cadena,

      es un eslabón que sujeta

      el equilibrio invisible

      de esta Tierra que nos presta.

      Y si cae... todo se cae:

      la cosecha, la cosecha...




      ¡Dale un árbol, una cueva!

      ¡Un rincón que lo proteja!

      Haz de tu miedo conciencia,

      de tu ignorancia, respuesta.

      No lo golpees, no lo mates,

      abre el alma y la conciencia,

      que el murciélago en la noche

      lleva luz en su presencia.




      Roberto D. Yoro

      Olanchito, Yoro, Honduras C.A.
      Julio 21 de 2025

      • Fabio de Cabrales

        Hermoso poema. Parece que pocos somos quienes comprendemos las maravillas de la fauna.



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