Era bella con sus ojos café claro y su hijo;
era bella con su cabello rizado
y una historia apenas más triste que la mía.
Era bella, y había burlado la suerte con su danza:
la danza de mil historias esculpidas en retazos.
Verla solamente era una invitación a revivir de esta muerte,
a olvidar el olvido.
Era bella.
Bella como ninguna.
Y yo... tan solo podía permitirme darle gracias
y volver a verla.
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Autor:
Cantor (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 25 de julio de 2025 a las 02:04
- Categoría: Amor
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Santiago Alboherna, El Hombre de la Rosa, EmilianoDR
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