Cantor

Ergo infinitum est

Era bella con sus ojos café claro y su hijo;
era bella con su cabello rizado
y una historia apenas más triste que la mía.
Era bella, y había burlado la suerte con su danza:
la danza de mil historias esculpidas en retazos.

Verla solamente era una invitación a revivir de esta muerte,
a olvidar el olvido.

Era bella.
Bella como ninguna.
Y yo... tan solo podía permitirme darle gracias
y volver a verla.