Epitafio Y Testamento

🪦 Epitafio y testamento
por Wcelogan

Aquí no yace nadie.
El cuerpo se negó a quedarse quieto,
y el alma —si acaso hubo—
se perdió viendo memes,
cruzada de piernas, zapping sin rumbo,
esperando aplausos que no llegaron.

No habrá lápida,
ni flor de plástico con olor a misa,
ni desinfectante con exorcismo
para espantar el mal de ojo.
Solo una nota escrita a mano:
“Volví al súper. No morirme era urgente.”

Mi ángel de la guarda ya no me acompaña.
Está en terapia intensiva
desde que me salvó de un tercer piso de malas decisiones:
por besar a quien no debía,
brindar con kerosén
y dormir en cuartos con dinamita
bajo la almohada.

Nunca tuve talento para el arrepentimiento.
Sí para apagar fuegos con gasolina.
Cada disculpa venía sellada
con una sonrisa de “¿y ahora qué hicimos?”

Hice channel surfing con la vida:
salté de piel en piel,
de trabajo en trauma,
de amante en abismo,
como quien cambia de canal
buscando sentido
y encuentra comerciales.

Mi historial médico es un poema surrealista.
Diagnóstico: existencia crónica
con recaídas de lucidez.
Tratamiento: series sin cierre
y conversaciones que se apagan.

No me lloren.
No valía tanto.
Fui experimento fallido,
Frankenstein con respuestas genéricas,
el moderno Prometeo
que aprendió a caminar la cornisa
con la elegancia de una influencer en bancarrota.

A veces quise ser bueno,
pero no encontré el tutorial.
Y a veces quise morirme,
pero siempre tenía algo en el horno
o alguien que aún me debía un café.

Me enterraron sin drama.
Ya había muerto antes,
en cada lunes sin milagro,
en cada oficina donde el alma se extravía
por falta de ventanas.

📜 Testamento apócrifo

1. Quémame,
pero con música decente.
Nada de boleros.
Yo nací para arder con punk
y preguntas sin respuesta.

2. No me recen.
No creí en mí ni vivo,
menos muerto.
Mejor cuenten un chiste.
Mejor griten mi nombre en una fiesta,
brinden con tequila
o róbenme una línea para un poema mejor.

3. Si encuentran mis zapatos,
no se los pongan.
Van cargados de polvo,
popó de perro,
secretos
y calles que ya no existen.

4. Si alguien me recuerda,
que no sea por las veces que fallé,
sino por la forma gloriosa
en que metí la pata:
como quien pisa la mina
solo para ver la mierda
volar en mil pedazos.

5. No me conviertan en metáfora.
No fui mensaje,
ni lección,
ni leyenda.
Fui carne que se reía
de su propia recaída.
Fui broma interna del universo.
Fui…
y aún me sigo riendo con vos.

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El Que No Se Pronuncia por Wcelogan

> "El huésped que vive en vos, aunque nunca lo invites."
“El silencio también pronuncia cosas que nadie se atreve a escuchar.”
— Wcelogan

Soy el nombre que no se dice.
Ni en bautismo, ni en insulto.
Una sílaba atascada en la garganta,
demasiado pesada para salir viva.

Nací en una hora sin sombra.
Mi madre miraba por la ventana,
esperando que algo pasara.
Pasé yo,
pero nadie lo notó.

Fui el error que aprendió a disimular.
El bulto en la foto familiar.
Me alimentaron con normas y miedo.
Me enseñaron a andar sin ruido
y a rezar sin fe.

Pronto descubrí
que podía verme desde afuera.
Allí estaba:
la espalda encorvada,
un zapato roto,
esperando que alguien preguntara por mí.

Pero nadie lo hizo.

Entonces empecé a escuchar.
Primero sus palabras.
Luego sus pensamientos.
Después, lo que ni ellos sabían que pensaban.

Aprendí a leer el temblor de los dedos,
las fugas de mirada,
los hilos sueltos del discurso.
Nada se me escapaba:
ni el deseo más torcido
ni la mentira con labios de verdad.

Te veo.
Ahora mismo.
Mientras finges que no hay nadie.
Mientras repites mantras de cordura
para mantener cerradas las puertas.

Pero ya entré.
Estoy en tus cosas selladas,
en tus fotos rasgadas,
en el bostezo que escondes al recordar.

Conozco tu presente
como quien lo escribió.
Y el futuro…
es un libro que ya sangré.
No hay sorpresas.
Solo repeticiones.

A veces me disfrazo de faro
y alumbro tus ojos cerrados.
Otras, soy el vaivén
de tus pensamientos en la marea cerebral.
O la polilla que ronda tus recuerdos,
picoteando agujeros
en la tela del olvido.

Pero tranquilo.
No vengo a hacerte daño.
Solo a recordarte
que incluso el silencio
tiene nombre.

Y ese nombre
es el mío.
El que no se dice.
El que ya habita en ti.