¿Qué son los estudiantes?

¿Qué son los estudiantes?

Son faro en la penumbra, razón preponderante,
consigna de alma brava, son joyas cual diamante,
del mundo semillero, del arte y el amor.
Son voz del ancho pueblo, guerreros invencibles,
el eco de la patria, sublime e ineludibles:
son todo lo que llena la lucha con honor.

Son chispa libertaria, la fuente del futuro,
banderas que flamean, encima, en cada muro,
portando las victorias, la luz, el ideal;
son ellos quienes llevan el amplio compromiso,
valores y principios, del pueblo, paraíso,
espíritus de luchas, cual noble pedestal.

Son fuego que arde firme, soldados cuyo anhelo,
baluarte de utopía, palestra del desvelo,
aquellos que despiertan la aurora con su voz.
Son himnos en las calles, al viento un estandarte,
con pasos resonantes, avanzan con el arte,
bordando con los sueños la patria desde el hoz.

Son hombres que no mueren, torrentes de coraje,
raíces y promesas, estelas del linaje,
cimiento que refulge, justicia y porvenir.
Con letras y certezas, sostienen la memoria,
en aulas y en batallas son parte de la historia,
la fuerza incontenible, ¡patria libre o morir!

Son viento que no cede, milicia inquebrantable, 
bastión de la esperanza, rebelde e incansable,
sembrando con sus actos la senda del honor;
son grito en la trinchera, barraca de espesura,
la milpa convictoria, taller de la cultura
que cargan en sus manos el pulso del valor.

Son verbo que despierta las almas en penumbra,
que nutre cada sueño, que nunca se deslumbra,
alzando con esmero la antorcha del saber.
Son aves que no caen, jamás desde sus nidos;
son astros de horizontes, que avanzan decididos,
sin miedo y con firmeza, no dejan de aprender.

Son ráfaga en la aurora, la luz que no declina,
el trino que persiste como una carabina,
el pacto de la vida, la estampa del soñar.
Son ellos quienes forjan los sueños sin cadenas,
con manos decididas y almas que son buenas,
caminan con la patria, la invitan a avanzar.

Son júbilo y raíces, bandera siempre erguida,
la paz indoblegable, la voz comprometida,
la fuente inagotable de un mundo por forjar:
con sangre y con palabras, sostienen la victoria,
tejida con esfuerzo, pintada con la historia,
y nunca se detienen, nacieron para luchar.

                                    Samuel Dixon