Intransigencia

Manu cramps


La Verdad – Opinión
Columna del ciudadano desconocido
Valentia, a 21 de julio de 2025

Crónica de un imperio podrido

Se sientan en sillones forrados con promesas,
miran desde torres hechas de palabras huecas,
dicen servir al pueblo,
pero no pisan barro,
no miran a los ojos,
no conocen el frío de un desahucio.

Las manos limpias,
los trajes caros,
las cuentas lejos,
los escrúpulos en huelga.

Hablan de patria
con la boca llena de marisco.
Desfilan entre banderas
mientras la calle sangra.

Nos exigen sacrificios
mientras inflan presupuestos
en cenas, asesores,
comisiones bajo cuerda.

Dicen que no hay dinero,
pero siempre hay sobres.
Dicen que no hay justicia,
pero siempre hay silencio.

Nosotros…
los que madrugan para sobrevivir,
los que cuentan monedas
en la cola del supermercado,
los que rezan para que no llegue Hacienda
con su mordida legalizada,
nosotros sabemos.

Sabemos que el sistema
no está roto:
funciona perfectamente
para los que lo diseñaron.

Sabemos que la ley es el látigo
que ellos manejan
con guante blanco.

Sabemos que no somos ciudadanos,
somos rehenes.
Condenados a pagar su fiesta
mientras nos echan la culpa del caos.

Ya no creemos.
Ya no votamos por fe,
votamos por miedo.
Y aún así, perdemos.
Porque el miedo ya tiene dueño
y se sienta en el Congreso.

La corrupción no es un error:
es el engranaje.
No es excepción:
es doctrina.

Y aun así escribimos.
Aun así respiramos.
Aun así lloramos con rabia
pero con los ojos abiertos.

Y llegará el día.
Tal vez no lo veamos,
pero llegará.
El día en que no haya más silencio,
el día en que tiemblen sus torres,
el día en que la dignidad vuelva a valer más que un escaño.

Hasta entonces,
seguiremos aquí,
con el alma embargada
pero viva.

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Comentarios +

Comentarios1

  • Pilar Luna

    La corrupción en España está extendida en toda la sociedad, no solo en los políticos. Es como una enfermedad contagiosa. Todos acaban en ella. Hablo con mujeres latinoamericanas en España que se dedican al servicio doméstico o a cuidar ancianos y a ninguna le pagan la Seguridad Social, que sería el modo rápido de obtener la nacionalidad a través de un contrato de trabajo, todas cobran en negro, el salario mínimo por 22 horas de trabajo, y tienen que esperar para que les concedan la nacionalidad. Todo el mundo actúa igual Un saludo Manu.

    • Manu cramps

      Estimada Pilar. Eso a ellos no les preocupa, al fin y al cabo se mueve dinero que de una manera o de otra será fiscalizable.
      Sólo se preocupan del siguiente discurso contra el oponente, y no perder su invulnerabilidad.
      Es así de triste.

      • Pilar Luna

        El dinero negro no es fiscalizable y se aprovechan de los débiles, si pudieran los negreros de inmigrantes harían lo mismo que los políticoa.



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