La Verdad – Opinión
Columna del ciudadano desconocido
Valentia, a 21 de julio de 2025
Crónica de un imperio podrido
Se sientan en sillones forrados con promesas,
miran desde torres hechas de palabras huecas,
dicen servir al pueblo,
pero no pisan barro,
no miran a los ojos,
no conocen el frío de un desahucio.
Las manos limpias,
los trajes caros,
las cuentas lejos,
los escrúpulos en huelga.
Hablan de patria
con la boca llena de marisco.
Desfilan entre banderas
mientras la calle sangra.
Nos exigen sacrificios
mientras inflan presupuestos
en cenas, asesores,
comisiones bajo cuerda.
Dicen que no hay dinero,
pero siempre hay sobres.
Dicen que no hay justicia,
pero siempre hay silencio.
Nosotros…
los que madrugan para sobrevivir,
los que cuentan monedas
en la cola del supermercado,
los que rezan para que no llegue Hacienda
con su mordida legalizada,
nosotros sabemos.
Sabemos que el sistema
no está roto:
funciona perfectamente
para los que lo diseñaron.
Sabemos que la ley es el látigo
que ellos manejan
con guante blanco.
Sabemos que no somos ciudadanos,
somos rehenes.
Condenados a pagar su fiesta
mientras nos echan la culpa del caos.
Ya no creemos.
Ya no votamos por fe,
votamos por miedo.
Y aún así, perdemos.
Porque el miedo ya tiene dueño
y se sienta en el Congreso.
La corrupción no es un error:
es el engranaje.
No es excepción:
es doctrina.
Y aun así escribimos.
Aun así respiramos.
Aun así lloramos con rabia
pero con los ojos abiertos.
Y llegará el día.
Tal vez no lo veamos,
pero llegará.
El día en que no haya más silencio,
el día en que tiemblen sus torres,
el día en que la dignidad vuelva a valer más que un escaño.
Hasta entonces,
seguiremos aquí,
con el alma embargada
pero viva.