A Don Rodrigo Espinosa

El Hombre de la Viola Tronchada

Señor Rodrigo, genio sin excusa,

en cielo muerto saco yo estos verbos,

ennegrecido ya ando con los cuervos 

porque esta pluma es casi bien obtusa.

 

Recuerdo de la mente tan difusa

lo que dijisteis de formarse siervos

de amor, y ahora, nótensele acerbos 

yerros en cantos de alma muy confusa.

 

Mas osaré, pues el duelo me aclama; 

como liróforo, como hombre amante,

mejor cuitado ahí, que aciago en cama.

 

Vuestra palabra, sabia, alarmante,

por mucho de ello, me es rumor que infama, 

porque Ella que tormenta es más radiante 

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