Opresión del pueblo
Lluvia de flores caen
sobre los techos vencidos,
flotando sobre el río de lágrimas
del pueblo.
Y ellos, supuestos dirigentes —
los que visten trajes de plomo,
con rostros de hierro pulido —
cargan con las llaves
del cielo y del infierno,
cerrando puertas,
abriendo sepulcros.
Sus voces son decretos,
sus promesas, cenizas.
Y el aire huele a discursos gastados
bajo un sol sin justicia.
—Mientras tanto el pueblo,
con el hambre pegada a los huesos,
con la piel curtida de espera—
remienda sus sueños rotos
con hilos de resignación.
Camina sobre calles de polvo,
bajo un cielo que nunca responde.
El pan se raciona en susurros,
y la verdad se trafica en sombras.
Bocas selladas por miedo,
miradas que olvidaron el brillo.
Madres que abrazan a sus hijos
como si el calor de sus cuerpos pudiera
ahuyentar el frío de la historia.
Las campanas se escuchan en la distancia,
pero no anuncian festines:
solo avisan más nombres
para la lista del olvido.
Y la lluvia…
esa que todos esperan,
no es más que un murmullo lejano.
Solo caen flores marchitas,
testigos mudos de un pueblo
que aún espera
un amanecer sin cadenas.
El alma de un pueblo
no se rinde en silencio.
— L.T.
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Autor:
LOURDES TARRATS (
Online)
- Publicado: 21 de julio de 2025 a las 05:24
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: nachosol, El Hombre de la Rosa, Llaneza, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR, JUSTO ALDÚ, Pilar Luna
Comentarios5
¡¡BRAVO!!
Mientras hay poetas que compartan sus ideas y sentimientos, la vida continuará teniendo sentido.
Shalom colega de la pluma
Muchas gracia por tu genial versar
Recibe un abrazo de Críspulo
El Hombre de la Rosa
Gracias de corazón, Críspulo.
Tu abrazo lo recibo con alegría, y te envío otro lleno de gratitud.
Tus palabras me animan a seguir escribiendo con el alma.
Un placer compartir este camino poético contigo.
Camina sobre calles de polvo,
bajo un cielo que nunca responde.
El pan se raciona en susurros,
y la verdad se trafica en sombras.
Que pena del pan racionado. Hambruna en camino.
Saludos y gracias Lourdes.
Oh, amigo Emiliano!
Sí… qué pena, en efecto.
Cuando el pan se vuelve susurro y no derecho,
la dignidad empieza a doler.
Gracias por leer con el alma abierta.
Un abrazo,
Lourdes
Este poema ofrece una visión descarnada y conmovedora de la opresión social, sin recurrir a ornamentos innecesarios. La figura del pueblo emerge como víctima resistente, marcada por el abandono y el abuso del poder, mientras los dirigentes aparecen deshumanizados, distantes, casi metálicos. La fuerza del texto radica en su lenguaje directo y simbólico, que denuncia la injusticia con claridad y dignidad. Una reflexión lúcida sobre la resistencia silenciosa que, aunque contenida, no está vencida.
Mas que un honor es un placer visitar tu espacio.
Saludos
Estimado amigo Justo Aldu,
Recibir tus palabras ha sido un verdadero regalo. Me conmueve profundamente que hayas percibido con tanta claridad el espíritu de “Opresión del pueblo”. Tu lectura sensible y lúcida capta precisamente lo que quise transmitir: la dignidad persistente en medio del dolor, y esa resistencia silenciosa que, aunque oprimida, no se extingue.
Tu reflexión no solo honra el poema, sino que le da nueva vida. Gracias por visitar mi espacio y por traer contigo esa mirada tan humana y comprometida. Más que un placer, es un privilegio contar con lectores como tú.
Con gratitud y un abrazo fraterno,
Lourdes
Por encima de todas las disquisiciones a las que podamos o queramos llegar hay algo cierto: Todo lo que empieza en algún momento acaba o se transforma. Hasta ahora, que yo sepa, el pasado siempre ha acabado por alcanzarnos, éste es un momento de ello; lo que ocurre es que nunca, jamás, hemos aprendido apenas nada de ese tiempo humano.
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