Te vistes de silencio y dinamita,
y muerdes como quien pide cariño.
Tu risa no se ofrece: se defiende,
y el mundo arde si cruzas una pierna.
Te llamo y no respondes, pero escuchas.
Te acercas... y me clavas el perfume.
Tus uñas no son guerra: son aviso,
y tus ojos no miran: desafían.
Me arrastras sin pedirlo, sin quererlo,
como un rezo al revés, como castigo.
No eres final feliz: eres incendio,
y aun sabiendo, me acerco… y te bendigo.
Prohibida, pero mía en cada intento.
Tu sombra me acaricia más que el cuerpo.
No tengo tu permiso ni lo quiero,
prefiero este castigo a tu desprecio.
No quiero redimirte ni salvarte.
Me encanta como ardes, sin vergüenza.
Ser mala fue tu forma de cuidarte,
y yo, tu error que vino sin remedio.
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Autor:
Loiiz. (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 17 de julio de 2025 a las 11:16
- Comentario del autor sobre el poema: No todas las historias solo se cuentan, algunas caminan, se ríen, cruzan las piernas y te encienden sin pedir disculpas. "Chica Mala" no es una persona, es ese impulso salvaje que arde en el borde del instinto, donde el deseo no pide permiso y lo prohibido se vuelve hogar. No vine a justificarla, vine a escribir desde el incendio y lo que no se atreven a decir.
- Categoría: Erótico
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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