Le gustaron, siempre mucho los chocolates, sentada frente a otro montón de gente cruzararía el río durante
la noche. Era el pasaje mas económico. Había posibilidad de pagar camarote y amanecer en el vecino país. Muy joven, prefirió ahorrarase ese dinero, con el entusiasmo de hacer compras, pasear y visitar amigos. El compañero de asiento, la convidó con chocolate. Era una exquisitez, luego la conversación fue más interesante y se fueron a popa, a seguir conversando. El allí la convidó con un cigarrillo. No fumaba, e igualmente la conversación siguió amena. El tenía conocimiento de términos médicos, se dirigía a un congreso, por lo que no dudó de que estaba un poco deprimido. La mujer lo había dejado. No le permitía ver a sus hijos mellizos. Se le llenaron los ojos de lágrimas. Ella se sonrió, porque ya se parecía más a una telenovela turca y él se ofendió, reiterando su sufrimiento. Ya siendo nochecita, y con una invitación a cenar, le comentó que perfectamente por una poca diferencia, podría pagar el camarote. Ella dijo que no le incomodaba dormir en los asientos . Pero seguramente algo en la bebida debió haber puesto. Lo que me contó es que había sido una noche muy intensa sexualmente, como nunca en sus jóvenes años había experimentado...Sin embargo, cuando se despertó, lo hizo sola, no estaba. Y parte de su dinero le faltaba. Haciendo la fila para bajarse, se le acercó, lo vio con un pequeño bolso, equipo deportivo, y gafas de sol. El traje de médico ya no estaba y se hizo el auténtico desconocido. Ella también era muy joven para denunciarlo, pero aprendió la lección. A no creer. Y tener muy en cuenta el famoso proverbio, el hábito no hace al monje...
(rosi12)
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Autor:
rosi12 (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 15 de julio de 2025 a las 15:00
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
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