(Poema basado en Romanos 2:1–24)
Quien juzga siempre con voz tan firme,
¿no ve que al otro fielmente se parece?
Condena lo que otro hace y lo reprime,
mas en lo oculto lo enmudece.
Quien cree eludir el juicio divino,
amparado en su propia razón,
pero Dios ve hasta lo más íntimo
y con justicia pesa el corazón.
Pero su paciencia no es aprobación,
es puerta abierta al alma que se humilla;
mas si se ignora con obstinación,
la justa ira por fin se descarrila.
Él pagará conforme a cada vida,
ni por vieja costumbre ni tradición,
por fe sincera y obra decidida
que muestre en uno fiel transformación
No basta solo oír la voz de Ley,
ni recitarla y nunca obedecer;
el justo en fe se inclina ante su Rey,
y lo confirma en su buen proceder.
Judío o no, no hay excepción,
pues todos son juzgados por igual;
Quien predica y no aplica convicción,
Deshora el Nombre y lo vuelve inusual.
¿Vive lo que enseña el que predica?
¿Roba mientras proclama la verdad?
¿ Acaso su palabra es siempre rica?,
si su alma aún se goza en la maldad?
¡Ay, del que tiene religión vacía,
proclama mucho, pero sin fervor;
pues su conducta la verdad desvía,
y el Nombre arrastra oprobio y deshonor.
Mashíachat Elohim
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Autor:
LINA DOCENTE (
Offline)
- Publicado: 14 de julio de 2025 a las 15:36
- Comentario del autor sobre el poema: Reflexión Este poema recoge la advertencia de Pablo: que no basta saber o enseñar, sino vivir con integridad, pues Dios juzga el corazón, no la apariencia. https://poemasconpoder.blogspot.com/
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z.
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