La calle oscilaba impresión
En aquel barrio de origen perturbado,
Experimento de sintetismo darwinista,
Aburrida y sucia, se hundía poco a poco
Bajo fanales abandonados y corroídos
Cuyas proyecciones lumínicas
Se esforzaban por acompañarme.
A dos manzanas, divisé aquel bar
De lúgubres y chinescas imágenes,
Donde el perfume penetrante de mujeres
Se entremezclaba de aromas etílicos.
Un hedor extraño y desagradable.
Lleno, el bar, hasta la techumbre. El calor
De mecanismos y cuerpos apoyados
Sobre la barra, articulaciones dilatadas
En un ligero chirrido, entre risas
Y exabruptos. Un camarero batía
Un coctel mientras otro frotaba
La rayada madera del mostrador
Con una bayeta de nanoleptidos.
Los clientes bebían una extraña cerveza
Que acompañaban de basiferol,
A fin de evitar rechazo de sus prótesis,
Implementadas en aquellos semi andróginos
Seres de pesadas y desgastadas conversaciones.
Al fondo, un grupo de mujeres,
Reían las bromas de algunos jóvenes.
Hacia mí, unos ojos color cinabrio
Incrustados en un rostro pálido
La melena suelta, el cuerpo exuberante,
Se acercó tanto que me rozaron sus fríos labios,
Y en un susurro ¡te invito a un trago!.
Eran visibles sus cicatrices de ensamble,
De una sensación al tacto, muy agradable.
Reímos juntos entre nuestras sensaciones
De un ciberespacio, degustando aquella
Sustancia que nos provocaba apetencia
Extrasensorial en nuestros besos, caricias,
Deseos programados. Pero necesitábamos
Recordar fuera de aquel antro.
La brisa nocturna abrió la sensación de
Nuestros atrapados cuerpos y creció el deseo
En una ideal reparación de nuestros
Abigarrados cerebros, antes reprogramados
¡No teníamos suficiente energía para sentir aquel rastro de amor!
-
Autor:
Leoness (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 13 de julio de 2025 a las 11:35
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 1
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.