Acaso la desposeída que aguarda
quieta y serena
tras el mostrador de su costumbre,
que así sin querer,
ilumina.
La otra, que con un par de palabras,
deja ir uno o dos deseos
como balas perdidas,
y revienta los sesos
de un hombre hambriento,
infortunado en su camino.
O quizás eres esa tan mía,
la que guardo para mis tardes de duda,
La que imagino cercana,
Cotidiana, a diez centímetros de esta mano
que sólo finge para no temblar.
Pero tú sabes,
que no siempre
temblamos de frío.
Ojalá —de todas ellas—
siempre exista una.
Porque, igual que tú,
hay una multitud en mis adentros.
Por mencionarte algunos:
el hambriento, de tus formas;
el tonto, que iluminas;
y otro loco
—que por ahí—
dice quererte.
-
Autor:
Carlos Baldelomar (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 11 de julio de 2025 a las 18:34
- Comentario del autor sobre el poema: Un poema que como otros publicados, se escribieron en un contexto específico. Casi irreales, casi como ilusiones fugaces.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 39
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., JUSTO ALDÚ, Roberto D. Yoro, pasaba, Carlos Baldelomar, rosi12
Comentarios1
Me ha gustado mucho !
Saludos
Gracias por el comentario! Y es un gusto que sea de tu agrado este poema!
Saludos.
Un poema precioso ! Gracias por compartir.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.