Al caer la gota, azul, sola,
cae la otra.
Al caer la otra,
empieza la lluvia.
La lluvia llora,
pero es muda.
La casa grita,
es sorda.
Solo las ventanas
le hacen compañía,
porque la gota no es lluvia
si no la siguen.
Y no hay lluvia.
La gota está sola.
Quiere ser lluvia.
Pero solo puede caer
y no hay quien la siga.
Al llegar al suelo
no queda rastro,
porque la gota
nunca estuvo mojada.
La gota
jamás lloró.
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Autor:
Felipe Araya (
Online)
- Publicado: 10 de julio de 2025 a las 01:14
- Comentario del autor sobre el poema: Pensé en esta metáfora por primera vez mientras estaba sentado en mi habitación. Afuera llovía, pero no podía escuchar la lluvia con todo el ruido que había en la casa. Supongo que ahora que la recordé me dejé llevar por los recuerdos que trajo consigo.
- Categoría: Triste
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: Roberto D. Yoro
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