Dormía tranquilo sobre mi lecho. ¿Cómo decirlo?...
tranquilo, con la mente en blanco...
No me perturbaba la luz, ni el raudal, ni
el eco. No me inmutó ningún sonido
Describo mi descanso como fantástico, divino,
magnífico: siento ser un río fluyendo en un valle
Una ráfaga de viento elevándose. Una hoja, un ave:
vuelo libre por la nada.
Una brisa que... ¿Qué es esto? De pronto me pesa todo...
me pesa tanto que desciendo, muy rápido.
¿Qué me hala? Es feroz... Violento, brutal...
Y aquí me vierte, otra vez, en la sombras.
Puedo sentirlo, me sacude con fuerza. Soy incapaz,
no me muevo, no puedo detenerlo.
¿Será? Se vuelve una melodía... dramática.
Distingo una voz, parece recitar un introito.
Y entonces, la lucidez se quebró: Las exequias, el resposo...
Y era que yo ascendia, y comenzó el réquiem.
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Autor:
Ian Tejeda (
Offline)
- Publicado: 9 de julio de 2025 a las 21:00
- Comentario del autor sobre el poema: Una experiencia entre lo espiritual y lo físico. Nos hemos cuestionado muchas cosas sobre la muerte... Pero ¿Sabemos realmente lo que implica una despedida manifiesta?, ¿Lo que podría ocurrir con un subconsciente aún presente, como niebla que no termina de desiparse?...
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: Andy Lakota👨🚀
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