Yo no vine a ser profeta,
ni a sentar cátedra en fuego,
ni a escribir con tinta santa
ni a salvar al mundo ciego.
No nací para el aplauso
ni para contar seguidores;
prefiero el verso sin nombre
que las rimas con honores.
No compito por coronas
ni compongo por encargo,
lo que escribo es lo que sangro,
aunque a veces sangre en falso.
No presumo mi locura
ni la vendo en cada esquina;
si me duele, lo respiro.
Si me callo… algo camina.
No sé si mis letras pesan,
ni si suman, ni si alcanzan;
pero sé cuándo un poeta
confunde verso con lanza.
Y aunque algunos griten mucho
su verdad de porcelana,
yo prefiero ser el lobo
que en silencio deja marcas.
Comentarios1
Escribir desde el alma, aunque tenga cicatrices, es la forma más auténtica de expresar lo que se siente y se vive, sin esperar aplausos ni recompensas.
Muchas gracias por tu poema, poeta Karonte.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.