El Juzgado

Catalina Labbé

 

Mientras me inundo de interrogativas mentales,

me siento rodeada de cámaras que me impiden entrar a la corte,

los flashes me ciegan

y de pronto me estoy sentando en el estrado.

 

Si hago algo, ¡10 años de sentirme culpable!

Si no lo hago, ¡10 años de avergonzarme de mí misma!

Y si me quedo estática,

todos los presentes en la audiencia me observan con cautela,

mientras intento tragar el nudo en mi garganta.

 

Vuelvo a la realidad y la condena es torturarme por mis decisiones.

Busco a un abogado que le diga a la de toga:

“¡Objeción señoría! Ella no tiene malas intenciones.”

 

Y por cada acción que cometa,

habrá un juicio en mi contra.

El tribunal está presente en mi cabeza,

con funcionarios que nunca descansan.

 

Y quiero dejar de sentirme una víctima,

porque siempre hay una condena.

Y el mallete suena en mi cerebro,

cada vez que termino de hablar.

¿Cuándo llega la defensa?

Es que creo que voy a llorar.

 

“Según el código penal, artículo tal:

el no abrazar a alguien, querer irte de un lugar y defenderte,

te hacen alguien muy malo, que ahora debe pagar”.

 

Me levanto y tomo mis cosas.

Ya no quiero más.

Miro a la jueza a los ojos

y descubro que soy yo,

plagada de inseguridad.

 

Le doy un abrazo y todos en la corte se extrañan.

Miro a la jueza y le digo:

“Solo somos culpables de no creer más en nosotras mismas y de esperar alcanzar la imposible perfección”

“Todos pueden equivocarse… y no somos la excepción”

Me dice la jueza sacándose su toga,

mientras llora y pide perdón.

  • Autor: Cali (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 7 de julio de 2025 a las 13:53
  • Comentario del autor sobre el poema: Uf!! Este poema me ha acompañado mucho tiempo, demasiado tiempo y de forma muy bonita creo yo; Hace unos años conversando con alguien sobre mi constante culpa por literalmente existir, esa persona me dijo que parecía que yo tenía una Jueza en mi cabeza, que constantemente me reprochaba todo lo que hacía. Hasta hoy le agradezco profundamente su observación, porque gracias a ella es que se hizo patente en mí esta dinámica diaria y cada vez más agobiante, de sentirme en un juzgado cada vez que movía el meñique jajaja. Escribir este poema fue realmente liberador, me di cuenta de algo que realmente tenía que cambiar en mí, y por eso es que decidí hacerme amiga de la jueza, con quien aún suelo tener mis discordancias, pero en fin! Somos más amigas! Y ella es más comprensiva ahora :) Por otro lado, mi sueño siempre fue estudiar Derecho, y hoy escribo este comentario desde la facultad de Derecho de mi universidad!! Así que todo muy planeado jejeje Bueno, para ir cerrando, sé que esta es una experiencia universal no limitada ni a género ni a edad, por lo que me gustaría con este poema, alcanzar a aquellos que aún no han reconocido la existencia de sus juzgados mentales, así como lo hizo aquella persona conmigo; somos solo nosotros mismos siendo demasiado duros. Después de todo, esta es nuestra primera vez viviendo, no? Cada día deberíamos irnos a dormir tranquilos, sabiendo que mañana tenemos la oportunidad de hacerlo mejor
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 9
  • Usuarios favoritos de este poema: Poesía Herética, Javier Julián Enríquez, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios +

Comentarios1

  • alicia perez hernandez

    Tenemos la costumbre de juzgarnos demasiado y por cualquier cosa nos castigamos, cosas vanas, inútiles, pero parece que somos juez de nuestra propia vida, cuando el único que nos juzga es Dios, y además nos juzga con amor. Un abrazo y BIENVENIDA!! a POEMAS DEL ALMA

    • Catalina Labbé

      Gracias por tu comentario Alicia! Nada más bonito que tener certeza del amor de nuestro padre, pero además, es importante que sepamos que podemos contar con nosotros mismos, finalmente este es el cuerpo en el que nos tocó vivir! un abrazo de vuelta



    Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.